La filosofía de ‘residuo cero’ que destrona al plástico
Reciclar nunca fue suficiente. Esta práctica debería ser la última de las opciones, cuando la obtención del producto fuera inevitable y su vida útil acabara por completo
Hace poco más de un año, parte del vertedero de Zaldibar, en Bizkaia, se derrumbó y medio millón de toneladas de desechos de residuos cayeron monte abajo. Además de la tragedia humana que supuso la búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos, este derrumbe desenterró un debate casi olvidado: la gestión de los residuos en Euskadi.
Según los datos facilitados en 2020 por la Asociación Cluster de Industrias de Medio Ambiente, Aclima, en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) se generan aproximadamente 6,3 millones de toneladas de residuos por año. De ellos, no se logra reciclar ni la mitad y hasta un 37% se van a parar a vertederos como el de Zaldibar.
Parece, por tanto, que separar los residuos ya no es una opción suficiente. Por ello, el Gobierno Vasco ha presentado recientemente su borrador del Plan de Gestión y Prevención de residuos 2030, en el que se invertirán 97 millones de euros. Pero el proyecto tampoco presume de una previsión esperanzadora: los vertederos en Euskadi cuentan en esta década con una capacidad de almacenamiento de cuatro millones de metros cúbicos, mientras que las necesidades vascas actuales son de casi el doble, siete millones y medio de metros cúbicos.
Reducción de residuos desde el minuto cero
La conclusión, por tanto, parece clara: urge reducir los residuos desde la cadena de producción hasta las costumbres del día a día. Así de claro lo tiene Jon, cofundador de Bask, una marca de moda sostenible y responsable en Euskadi. Una de las claves en este asunto es, dice en declaraciones a Goitibera Aldizkaria, “que las empresas comiencen a diseñar productos que no generen residuos”. Además, cree que “es responsabilidad de los gobiernos y las empresas facilitar a la ciudadanía que los residuos se conviertan en recurso nuevamente y así vuelvan a la cadena de producción”.
A Jon, Maddi y Mikel les cambió por completo la visión sobre la industria de la moda durante un viaje a Asia. Ellos son los creadores de Bask y fue en aquel continente donde se dieron cuenta de la situación infrahumana que sufren muchas personas en países como, por ejemplo, Bangladesh, respecto a la industria de la moda. Allí vivieron “situaciones muy duras” que les hicieron replantearse las ganas de cambiar la industria, de ser parte del cambio. Y así lo hicieron: a día de hoy se han convertido en todo un referente en lo que a la transparencia ya que, en su página web, desglosan con exactitud cuánto les cuesta producir una prenda, así como el análisis total de los beneficios. Además se comprometen a minimizar el impacto de Bask en el medio ambiente.
El reciclaje como última opción
El proyecto de las hermanas Rut y Nahir es otro ejemplo de que las cosas pueden hacerse diferente. La conciencia por la importancia de la reducción de la basura la tienen desde bien pequeñas, tanto que han creado conjuntamente Esturirafi, una tienda online de productos de ‘zero waste’ o residuo cero, es decir, sin plásticos y evitando al máximo generar basura: termos, bolsas de tela, cosmética sólida, cepillos de dientes de bambú y mucho más tienen cabida en esta tienda.
Las jóvenes hermanas se muestran contundentes al afirmar a esta revista que “estamos en una emergencia climática y tenemos demasiados frentes abiertos como la contaminación, la deforestación o el calentamiento global, entre otros”. Ven necesario “despertar conciencias para que cada uno de nosotros tome la medidas oportunas como comprar a granel, utilizar productos de segunda mano y reducir residuos como primera opción y reciclar como última y hacerlo solo cuando un producto ya no se puede reutilizar o reparar”.
Además, critican con dureza la gestión de los residuos que se hace en general y, concretamente, en España: “Es un secreto a voces que la gestión de residuos en España no funciona correctamente. Hace unos meses Greenpeace publicaba el informe ‘Ecoembes miente’ en el que se dejaba en evidencia el fracaso de su gestión. La tasa de reciclaje es muy baja y la bolsa de basura no para de crecer”.
“La filosofía ‘zero waste’ es sin duda el futuro”
¿Te has parado a pensar dónde vas a estar dentro de 29 años? ¿Cómo te ves? Sea cual sea tu respuesta, si para entonces la población mundial alcanza los 9600 millones de personas, en 2050, el planeta se encontrará en una situación tan alarmante que se necesitarán casi tres planetas para proporcionar los recursos materiales necesarios para mantener los estilos de vida actuales.
Este es uno de los datos proporcionados por la ONU que preocupan en profundidad a las caras que se encuentran detrás de Banbu, una marca gipuzkoana de cosméticos sólidos, veganos y sin plásticos que nació en 2019. Su equipo cree que “es el momento para hacer un esfuerzo, crear un impacto positivo y apoyar un consumo responsable”. Precisamente de la autocrítica y la reflexión propia nació Banbu: “comenzamos a dar forma al proyecto cuando nos dimos cuenta de que nuestro consumo diario tenía que cambiar”.
Dicho y hecho, y con ello, también están dispuestas a cambiar las costumbres de la ciudadanía y facilitarles un consumo más responsable y sostenible. Además, “son las generaciones más jóvenes las que han reaccionado y han actuado para producir un cambio”, cuentan a Goitibera, esperanzadas. Las hermanas Rut y Nahir también lo tienen claro: “la filosofía zero waste es el futuro”.
Sin duda es un buen momento para reflexionar sobre nuestras costumbres como consumidores y ponernos manos a la obra. Quizás podrías preguntarte si la ropa con la que vistes respeta las condiciones humanas y el medio ambiente cuando son fabricadas. Considera también tus costumbres la próxima vez que bajes al supermercado y sorpréndete con la cantidad de plástico que se acumula tras cada compra. Llevar contigo bolsas de tela, comprar a granel, utilizar tapers de vidrio o metal, cambiar tu cepillo de dientes por uno de madera o utilizar cosmética sólida puede ser una buena manera de comenzar a ser parte del cambio. ¿Te sumas?