La naturaleza, el marco educativo
Me proponen escribir este artículo sobre la importancia de educar en la naturaleza y dar pautas de seguridad. Sin embargo, creo que para formarse adecuadamente hace falta tiempo, que la gente se federe, participe en cursos, lea, experimente, contrate un guía o vaya con el club de toda la vida. Hoy en día hay un montón de sitios donde informarse y formarse. No creo que vaya a aportar nada novedoso en ese sentido.
Como educador prefiero centrarme en la parte educativa y más que hablar del “monte”, que me parece que limita mucho el marco, hablaría de la naturaleza.
Todo acto educativo necesita desarrollarse en un tiempo y espacio determinado.
Si la educación es un acto de desarrollo inherente al ser humano, es lógico que este proceso se dé en el marco más humano que existe. Y este no es ni la escuela ni la ciudad, si no el medio natural.
Es importante subrayar esta idea ya que en occidente podemos decir que desde la Revolución Industrial nuestra especie ha ido progresivamente dando la espalda al lugar del que viene (además de ir irresponsablemente, acabando con ella).
La ciudad nos ha ido protegiendo de tal manera que hemos perdido muchas de las habilidades y conocimientos que permitieron nuestra evolución y supervivencia.
La ciudad y nuestro sistema social con sus complicadas redes permiten que nazcamos, vivamos y muramos sin necesidad de pisar una brizna de hierba.
Importamos de su exterior comida (no siempre alimentos) y agua corriente, nos protege, nos da refugio y calor cuando lo necesitamos o incluso podemos controlar la temperatura de nuestra casa (gracias a que podemos expoliar recursos de otros lugares del mundo).
No necesitamos cazar y podemos buscar remedio a nuestras enfermedades acudiendo a la química de nuestros botiquines y hospitales.
Para predecir el tiempo sólo tenemos que conectarnos a internet o encender el televisor.
Mandamos a nuestras crías humanas a la escuela para que se eduquen en confortables edificios en los que les transmitimos todo lo necesario para que nuestro cruel sistema capitalista siga engrasado.
Si en el futuro se estima que la práctica totalidad de la humanidad vivirá en ciudades; ¿qué sentido tiene reivindicar la naturaleza como marco educativo?
Sencillamente porque la naturaleza no es UN marco educativo, sino que es EL marco educativo. La educación no es un acto limitado en el tiempo, si no un proceso que se produce, aunque no tengamos la intención de que se suceda y que dura desde que nacemos hasta que morimos.
La naturaleza es el espacio privilegiado para ello porque garantiza el desarrollo de experiencias significativas que permiten nuestro crecimiento de un modo pleno y natural.
Estas experiencias no pueden ser reproducidas aún con todos los medios tecnológicos. La buena noticia es que para disfrutar de ellas no tenemos que contratar packs de multiaventura ni pagar hoteles hechos de hielo.