Ama Lurra nos ha mandado a pensar a nuestra habitación

En los tiempos de nuestras ancestras, los y las vascas hemos tenido a Ama Lurra como nuestra principal deidad. Igual que nuestras antepasadas, otros pueblos y comunidades de todos los rincones del planeta han agradecido y siguen agradeciendo a Ama Lurra. Agradecen por la abundancia con la que hemos sido abastecidos, cuidados, curados, alimentados y sanados durante milenios. Es ella la que nos proporciona suelo y soporte; agua y alimento; medicina y sanación. La humanidad nació siendo dependiente de la Tierra, como un recién nacido depende de los cuidados y atenciones de su madre.  Todo lo que somos y seremos será por lo que ella nos ha dado y generosamente seguirá dando de manera desinteresada. Algo, que es irremediablemente verdad, parece ser desatendido.

La humanidad parece no querer ser nunca más ese bebé sostenido por su madre. Hemos tomado el camino que toma ese adolescente rebelde. Occidente primero, pero también otros muchos pueblos después, nos hemos convertido en ese joven prepotente que se cree dueño de su propio destino. Aquel que quiere demostrar cómo se vale por sí mismo. No obstante, ese joven sigue siendo más dependiente de lo que le gustaría reconocer. Necesita de su madre para comer, para aprender, para ser levantado y consolado cuando se derrumba, en definitiva, sigue necesitando de su cuidado para seguir vivo.

Ya desde las ciudades renacentistas, pero más notoriamente en las ciudades industriales que comenzaron a surgir en el siglo XIX, la humanidad urbana ha tendido a desvincularse del medio natural. Se ha querido desvincular del contacto con la tierra tanto a nivel físico, emocional y espiritual. Entonces, existía una necesidad, que todavía perdura en el imaginario colectivo, de demostrar ser mejor que el animal, que el nativo, que el campesino. Se quería demostrar que se había liberado de aquella interdependencia con otros seres vivos; que ya no estábamos supeditados a los vaivenes de nuestra caprichosa madre. El hombre (y nótese el lenguaje no inclusivo intencionado) quiso demostrar que ya no dependía de quien le proporciona cuidados y alimento. Todavía hoy sigue queriendo demostrar que es él quien manda. Se esfuerza en mostrar cómo puede dominar, limitar y explotar a la Madre Tierra a su antojo. Pues, en su imperiosa y enfermiza necesidad de dominar cuerpos y territorios, su mayor ambición ha sido dominar el mayor cuerpo y territorio que existe, el de su propia Madre.

Esa actitud arrogante que desprecia a quien le da cobijo y no agradece a quien le da de comer tiene que ser corregida. Y en esas está trabajando Ama Lurra en los últimos años. Parece que al fin nos encontramos en lo que puede ser el final de una estupidez colectiva que ha durado al menos los últimos tres siglos. Por infinita que sea la paciencia de una madre ésta tiene unos límites y Ama Lurra nos acaba de mandar a nuestra habitación a pensar, un castigo que durará de dos semanas a dos meses. Nos ha puesto frente a nosotros la evidencia de que aún somos naturaleza. Nos muestra que todavía dependemos de ella; que por muy bravucones que queramos ponernos somos frágiles y vulnerables. Y no lo hace solo a través de una pandemia, lo lleva haciendo continuamente de otras muchas maneras, que quizás y sobre todo en occidente no hayamos visto o querido ver. Fuegos ininterrumpidos el pasado invierno; huracanes e inundaciones por todo el globo; grandes sequías en todo el mundo; hambrunas y desplazamientos de miles de personas por motivos ambientales; incremento de la temperatura batiendo récords históricos alcanzando los 20 grados en la Antártida. Es evidente que en nuestra desconexión con la Tierra nuestra manera de vivir y sentir ha dejado de estar en armonía con Ama. Hemos dejado de apreciar y agradecer para tomar y poseer lo que no necesitamos. Es tiempo de cambiar las reglas del juego, es tiempo de cambiarse a una misma. Es tiempo de pensar como pediremos perdón por tanto daño causado.

Si bien algunos se aferran a su testarudez y probablemente no cambien, o incluso empeoren su actitud. Otras muchas ya han comenzado a desaprender y desandar el camino de la arrogancia. Además, muchos pueblos y comunidades han sabido mantener su humilde vínculo con Ama Lurra. En ellos tenemos que fijarnos para re-aprender. Es importante reflexionar, darnos tiempo para conectar física, emocional y espiritualmente con Ama Lurra. Reconocer nuestra dependencia y agradecer su generosidad. Solo así, afirmándonos en nuestra vulnerabilidad, seremos capaces de tratarla y dirigirnos a ella como se merece. Hoy estamos atrapadas en una crisálida de la que podemos salir metamorfoseados en nuevos seres conscientes y capaces de crear y vivir vidas alternativas. Aprovechemos la oportunidad. Os invito a mirar para adentro ahora que no se puede ir fuera.

Para ayudar en la reflexión os adjunto tres vídeos para agitar conciencias, el resto de la labor es vuestra, seguir buscando en la red, en la lectura, pero sobre todo en vosotras mismas.

¡No dudéis en compartir reflexiones y conocimiento!

ECOFEMINISMO (de la mano de Yayo Herrero):

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DECRECIMIENTO (de la mano de Carlos Taibo):
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CONCIENCIA (de la mano de Arturo Piegrande (Soy Tribu)):
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¡Feliz viaje de reencuentro!¡Buen viaje al origen!

 

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