De Arraiz a Ganeta pasando por Erreztaleku
Este domingo, a las ocho y media de la mañana, más o menos, nos encontrabamos Maitane, Jose, Adrian y yo. Poco después llegaba Josu, debido a problemillas de horario con los autobuses de Bizkaibus.
El tiempo no era demasiado alagueño, ya que las abundantes nubes que cubrían Bilbo, comenzaron a dejar caer algunas gotas. En cuanto llegó Josu, cogimos nuestros coches dispuestos a comenzar el paseo. Dejamos uno de los coches junto a Iberdrola, pasado el puente de San Adrian. Después nos montamos todos en el otro y bajamos hacia el barrio de Rekalde, desde donde tomamos dirección Betolaza y posteriormente hacia Arraiz, donde dejaríamos el coche y comenzaría nuestro camino.
La lluvia no parecia decidirse a caer, con lo que el tiempo al final fue perfecto para poder ir al monte. Nublado y no demasiado frío. El paseo inicial nos llevó a la primera disyuntiva, si seguir por la pista principal o subir a saco por la ladera de Erreztaleku. Al final como se suele decir «from lost to the river», nos pusimos a subir por el sendero que remontaba el Erreztaleku, de forma directa. Este camino aunque duro, nos ofreció otras satisfacciones. Por un lado varias paradas obligadas, no solo a tomar aire, sino también a disfrutar de las vistas de Bilbao y sus alrededores que se nos abrían delante. Además en una de estas, Adrian, como no podría ser de otra forma, vió un pequeño corzo, o cerbatillo, que por supuesto se puso a seguir ladera abajo.
Después de esto, llegamos a la cima de Erreztaleku, y de aquí facilmente a Ganeta. Una vez allí decidimos dar buena cuenta de nuestros hamaiketakos, un poco más abajo en la zona de la campa de Pagasarri. Allí había muchisima gente. Finalmente antes de comenzar el descenso, decidimos acercarnos a echar un par de fotos en el buzón de Pagasarri, ya que había gente que no había estado nunca en el «Techo de Bilbao».
Una vez iniciado el camino de vuelta, esta vez por la ruta habitual de ascenso al Pagasarri, nos encontramos con una rama de Jatorrak, grupo eskaut del Casco Viejo, que subían hacia el Paga.
Finalmente recogimos el coche en Iberdrola y nos dirigimos a Arraiz nuevamente, para recoger el otro coche que habíamos dejado allí. Uno de los coches se nos cobrecalentó un poquito, así que aprovechamos para poner la guinda a una mañana de monte, comiendo unas rabas en uno de los bares de Arraiz.
Una mañana perfecta de monte, y ya esperando la siguiente, el primer fin de semana de Diciembre, en el Saibi.