DESIGUALDADES

Bastante más de un centenar de personas vivían hacinadas en Badalona, desde hace una decena de años, en un edificio industrial abandonado, en condiciones infrahumanas. Se ha producido un incendio y han fallecido tres personas, más de una decena de personas heridas y el resto han quedado en la calle. Los servicios sociales han podido ayudar apoyar a algunas, pero otras han huido porque, entre otras cosas, no tienen los papeles en regla. A pocos metros de donde se ha producido este desgraciado accidente hay otro agrupamiento de personas similares, y debe haber centenares de situaciones parecidas en todo el Estado español. Ayuntamientos y servicios sociales lo saben, pero pueden seguir sobreviviendo de forma infrahumana. Y no es más que la punta del iceberg de una política migratoria que nos puede avergonzar hoy, aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero que mañana volverá a silenciarse. Sin papeles, sin dignidad, sin unas mínimas condiciones para sobrevivir, en una Europa que presume de ser adalid de las libertades y de la igualdad de derechos, pero, como decía Mafalda… «Todas las personas somos iguales, pero unas más que otras»

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