DIEZ AÑOS

Ya se cumplen diez años del fin de la violencia por parte de ETA. Las víctimas siguen llorando a sus seres queridos y expresan el gran sufrimiento que nada ni nadie puede reparar.  Nunca se debería haber emprendido ese proceso. Pero no sólo existen víctimas y victimarios. Los entornos, los valores, las indiferencias… y muchos colectivos implicados en diversas direcciones han facilitado o entorpecido el proceso de paz. El diálogo, el reconocimiento del daño causado, el perdón, y otros mil matices han de estar presentes en una memoria histórica dinámica para que nunca vuelva a suceder algo parecido. De nuevo la educación para la paz.

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