EL DAÑO
Hay un ejercicio de formación que no está mal repetir de vez en cuando en un grupo educativo. Se trata de personas individuales que han sido acusadas de un delito. Se las ha incomunicado y se les dice que si confiesan y acusan a otras personas se les reducirá la pena, pero si no confiesan tendrán la pena máxima. La realidad es que, con que una persona confiese, el resto va a tener la pena máxima. Y en el ejercicio puede haber alguien que confiese, aunque si nadie lo hace el castigo a cada miembro del grupo, al grupo, será menor. Y no es ingenuo el ejercicio. A veces salen de los grupos educativos acusaciones o comentarios en un contexto diferente, en vez de mantener en el interior los debates y diferencias de opinión. Esas acusaciones o conversaciones, o como queramos llamarlo, infringen la pena máxima a todo el grupo, el máximo daño. Sin más. Y sin menos.