¿El Dios de Spinoza?
Arnand Dilvar es el seudónimo del autor mexicano Francisco Javier Ángel Real, dedicado a la divulgación de técnicas de desarrollo espiritual a partir de las enseñanzas de Osho. En la serie de Netflix “Wild Wild Country” se recuerda a este extravagante personaje de la espiritualidad contemporánea. Lo cierto es que el texto de Arnand Dilvar es utilizado por monitores eskauts para definir su opción de fe. No dudo de la fuerza que tiene el texto en algunos aspectos, porque un tipo de presentación de la fe cristiana en algunos momentos no ha ayudado a comprender el mensaje de Jesús en los evangelios.
La adhesión a tal texto, que no es un texto de Spinoza, sino de Arnand Dilvar, parece, además, venir avalada por el mismísimo Einstein, quien ciertamente dijo que él creía en el Dios de Spinoza. Como respuesta a un telegrama del rabino Herbert S. Goldstein sobre su visión religiosa dijo: «Creo en el Dios de Spinoza. Quien se revela a sí mismo en las armoniosas leyes del universo, no en un Dios que se ocupa del destino y el castigo de la humanidad». Aquí se habla de un concepto cósmico de Dios, pero si Spinoza levantara la cabeza y comprobara que se le atribuyen en su totalidad todas las palabras de Arnand Dilvar, amparándose en la autoridad de Einstein, simplemente sonreiría ante la capacidad humana de simplificar lo que es tan complejo. Y si hay algo complejo es el pensamiento de Einstein, que también había dicho que “la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia está ciega», pero después tendríamos que analizar su pensamiento con más amplitud e intentar acercarnos a los miles de páginas, por no añadirle más ceros, que ha suscitado su pensamiento para explicar su relación con la religión. Es preciso reconocer que no tenemos espacio ni capacidad para hacerlo.
El caso es que, de la misma manera, si tenemos en cuenta todo lo que ha escrito Spinoza y todo lo que se ha escrito sobre su pensamiento podemos encontrarnos en una situación similar para intentar no simplificar un pensamiento muy complejo. Aun así, el alejamiento del concepto de un Dios castigador no es propio solamente de estos dos autores, sino también el de la teología y catequética actual, que es algo que suponemos asimilado cuando se plantea la opción de fe en el escultismo.
Es verdad que en muchas ocasiones se ha identificado al Dios de Spinoza con la naturaleza, y se le ha considerado como panteísta. Martial Guéroult sugiere que Spinoza en realidad es un panenteísta (y no un panteísta), la diferencia estriba en que, en su interpretación de la filosofía de Spinoza, Dios no es solamente el mundo, sino más bien el mundo está en Dios. Todas las cosas tienen su existencia en Dios, pero Dios no es limitado por el mundo. Y Karl Jaspers, por ejemplo, aceptaba que para Spinoza el concepto de Dios y naturaleza son intercambiables, pero sugiere que Dios mantiene una trascendencia en tanto que tiene infinitos atributos, mientras que el mundo conocido por los humanos sólo tiene dos atributos, el Pensamiento y la Extensión, los cuales abarcan la cualidad inmanente de Dios, pero esa trascendencia supone mucho más. No falta, también, quien considera el pensamiento de Spinoza muy cercano a la mística.
Ya sabemos que en una breve gota de agua no se puede interpretar las características del océano, que es de lo que estamos hablando, pero al menos podemos conformarnos con remarcar, en esta gotita de agua, que el texto del señor Dilvar es suyo, y no de Spinoza.