EL ESTRIBILLO
Parece que se va asentando el cambio en la presidencia de los EEUU de América. Setenta millones de personas han votado al señor Trump, no lo olvidemos. Aunque el señor Biden tiene unos cuantos votos más, suficientes para asumir el cargo, la pandemia, la economía post-Covid, los retos de la inmigración y su tratamiento, la sanidad… son tareas de un calado enorme para que pensemos que esto va a cambiar de la noche a la mañana. Pensar que el ex-vicepresidente del señor Obama va a poder hacer una labor más amplia que su antiguo jefe no parece muy viable. Pero no da igual quién dirija ese país, ni otros. Hay valores, o contravalores, que se han arraigado aún más en la conciencia de EEUU y han alentado a ese tipo de populismos en todo el mundo. Ocio, racismo, machismo, estrategia del éxito… y un cierto cuestionamiento de las instituciones desde el mismo presidente de la institución calan en nuestro entorno con ese desafecto, o falta de comprensión, de la política como servicio. Hay muchos errores cometidos por la clase política en todos los países, pero entender la política como servicio, o pasar del servicio a la política, como hacen muchas personas dedicadas a la educación, y que entienden que nuestra lucha es esta educación, un tipo de educación donde los valores de respeto a todos los derechos y la promoción de la igualdad desde la justicia y solidaridad son necesarios. ¿Es eso lo que va a hacer el señor Biden? No hablamos de eso, sino de lo que nos sugiere que cualquier acción a nivel local, con una visión global, tiene su efecto, y que muchas personas pequeñas, haciendo cosas pequeñas pueden hacer algo grande. Ya lo hemos dicho y oído muchas veces, pero es nuestro estribillo, ¡qué le vamos a hacer! Beti prest.