Consumo consciente y responsable, una práctica educativa transformadora
Hablar de consumo en ámbitos educativos o pedagógicos suele ser un problema, entre otras cosas, porque implica que las personas adultas hagamos un ejercicio de observancia y coherencia con nosotras mismas y con nuestro entorno. Además de ello, se torna un ejercicio complejo porque en él se dan cita múltiples intereses y relaciones, interviniendo factores culturales, económicos y sociales, que nos impiden explicarlos con facilidad.
El consumo es uno de los brazos más potentes de nuestro sistema y de nuestra sociedad. Es una de las acciones que generan mayor desigualdad y mayor impacto ambiental. Consumir es poner en marcha la maquinaria pesada del sistema neoliberal y capitalista al servicio de unas pocas personas. No podemos dejar de consumir porque dejaríamos de vivir y participar en y de la sociedad, pero si podemos de manera individual y colectiva, consumir menos y consumir mejor haciendo un repaso de nuestras necesidades y preguntándonos en qué condiciones ha sido fabricado o producido eso que entre manos.

Podremos tener muchas y muy buenas ideas educativas aplicables a la chavalería, pero mientras no entendamos que el consumo nos consume, que no podemos crecer más en cuestiones materiales y que somos ejemplo y agentes de cambio, podremos tener muchas y muy buenas ideas educativas, pero no estaremos educando para transformar, sino para reproducir los patrones que hoy en día nos han llevado a la crisis financiera, económica, ambiental y social.
Si quieres inspirarte en cómo trabajar este tema del consumo, te invitamos a que pinches aquí y leas la separata que Setem Hego Haizea ha preparado para el número 290.