¿Cómo ayudamos a nuestros hijos o hijas en el cuidado de la salud mental?
El 75 % de los problemas de salud mental se desarrollan antes de los 25 años, por ello, cuestiones como la prevención y el abordaje temprano son fundamentales. Pero, ¿cómo ayudar a nuestros hijos e hijas a cuidar algo tan importante como su salud mental?
- Propiciar momentos y encuentros en los que tu hijo o hija pueda expresarse: Que pueda hablar con confianza de cómo se siente. Aunque a veces pueda resultar difícil, hay que intentar escuchar sin juzgar y sin anticiparse a dar consejos. Simplemente escuchar y recoger los sentimientos y emociones.
- Establecer límites: Fomentar un clima de comprensión no quiere decir que tu hija/o no necesite una estructura y unos límites claros. Es importante que sepa cuáles son esas líneas rojas y lo que puede implicar sobrepasarlas.
- Favorecer que tenga hábitos de vida saludable: Una buena alimentación, horarios de sueño adecuados, practicar actividad física y dar tiempo al ocio.
- Prestar atención a las señales de alerta: La adolescencia es un período de muchos cambios, pero hay algunas claves que pueden ayudar a diferenciar actitudes o comportamientos propios de los y las jóvenes de aquellos que pueden hacer sospechar de algún problema de salud mental:
- Se observan cambios muy bruscos, que se alejan mucho de cómo es él o ella habitualmente y que, además, se mantienen en el tiempo.
- Cambios en su estado de ánimo: Se muestra muy triste, irritable, enfadado o agresivo en ocasiones
- Se sospecha o se tiene la certeza del consumo de algún tipo de tóxico
- Se perciben cambios importantes en su alimentación o sueño, exceso o defecto
- Está más aislado/a de los miembros de su familia y de sus amigos y/o deja de hacer actividades.
- Su rendimiento académico se está viendo afectado, está desmotivado, le cuesta concentrarse.
- Prestar especial cuidado si está pasando por alguna experiencia especialmente negativa: acoso escolar, pérdidas significativas, cambios en la familia… Abordar estas cuestiones a tiempo evita que puedan afectarles después.
Lo mejor es no obsesionarse con estas señales, pero tampoco normalizarlas o minimizarlas. En cualquier caso, siempre que haya algo que preocupe lo mejor es consultar y pedir ayuda.