Andar con ojo

Todo aquel que ha salido durante unos días a la montaña conoce la sensación de libertad plena. Un estado que no nos permite la rutina diaria fijada por nuestras obligaciones. Los Picos de Europa, los Pirineos o la Sierra de Aitzgorri proponen caminos y bosques para desintoxicarnos del asfalto y el hormigón. No obstante, no podemos dejarnos llevar por la emoción y la adrenalina que pueda generar una visita allende la ciudad.

La Ertzaintza llevó a cabo 347 actuaciones de montaña en 2017, de los que 244 fueron rescates y 103, búsquedas. El macizo del Gorbea sigue siendo el área que genera un mayor número de actuaciones, seguido de Aizkorri, Anboto, Aralar y Pagasarri.

A pesar de ser cifras inferiores a las del año anterior, las de 2016, todavía vemos que los mecanismos de prevención son escasos. Sobre todo porque la mayoría de las búsquedas son por desorientaciones y las de rescates por caídas y lesiones. Está claro que siempre que se va a la montaña, al igual que cuando se coge un coche, hay un porcentaje de riesgo de accidente. Pero de la misma forma que cuando nos sentamos al volante, nos ponemos el cinturón y conducimos con precaución y sensatez, a la hora de caminar por la montaña, deberíamos hacerlo con un equipamiento adecuado y un mapa bien orientado.

Todo aquel que conduce tiene un permiso expedido por la Administración, mientras que a todo aquel que camina por la montaña no se le exige legalmente ninguna preparación. Sin embargo, no debemos olvidar que una base de conocimientos de orientación o de primeros auxilios, acompañados de las herramientas adecuadas, nos permitirán no engordar las cifras anteriormente mencionadas.

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